Para todo buen amante del metal progresivo y aquel que busca hasta donde puede llegar a el post rock, cada publicación de un disco de ALCEST es parada obligada en el camino. El trabajo de intentar etiquetar o clasificar el sonido de ALCEST en un subgénero del metal es un esfuerzo inútil, pues seguro que alguno de los que lean estas líneas percibirán matices que se me han pasado por alto, y esa es la grandeza de los franceses: ser capaces de crear una verdadera fusión de estilos, creando una personalidad propia y que puede llegar a oídos de un abanico inmenso de oyentes.
Muchas cosas han pasado en el Mundo desde el “Spriritual instinct” de 2019 y debo reconocer que yo era uno de los que pensaba que todo lo acontecido iba a tener un reflejo en este “Les chants de l’Aurore”, volviéndolo más oscuro e introspectivo. Quizás empezando un poco por el final, me esperaba algo más de este trabajo en ese sentido, que si bien sigue siendo de un enorme nivel compositivo y respeta los postulados que Neige y Winterhalter han acoplado a la marca ALCEST, me ha resultado demasiado continuista con los trabajos precedentes.
Existen numerosas alusiones a la cultura japonesa, que llegan incluso a dar nombre a dos de los temas, pero no he percibido que esas alusiones se hayan volcado tanto en la parte musical, dejándolo un poco cojo.
“Améthyste” y “L’Envol” pueden ser los temas más interesantes del disco, que mantienen esos guiños al black metal que estuvieron tan presentes en los primeros lanzamientos de su discografía, perfectamente fusionados con el shoegaze, en lo que se ha denominado por algunos el origen del “blackgaze”. Al margen de etiquetas, ALCEST ha conseguido que con escuchar unos pocos minutos de sus discos, puedas identificar que son ellos, cosa al alcance de muy pocos.
Aunque no sea el mejor disco de ALCEST, cualquier cosa que han sacado ha sido digna de ser escuchada con deleite, y “Les chants de l’Aurore” no lo es menos.
[ENGLISH VERSION]
For every good lover of progressive metal and those who are looking for how far post rock can go, every release of an ALCEST album is an obligatory stop along the way.The work of trying to label or classify ALCEST’s sound in a subgenre of metal is a useless effort, as surely some of those who read these lines will perceive nuances that I have missed, and that is the greatness of the French: being able to create a true fusion of styles, creating a personality of their own and that can reach the ears of a huge range of listeners.
Many things have happened in the World since 2019’s “Spriritualinstinct” and I must admit that I was one of those who thought that everything that happened was going to have a reflection in this “Les chants de l’Aurore”, making it darker and more introspective. Perhaps starting a little at the end, I expected something more from this work in that sense, that although it is still of an enormous compositional level and respects the postulates that Neige and Winterhalter have coupled to the ALCEST brand, I found it too much continuist with the previous works.
There are numerous allusions to Japanese culture, which even give name to two of the themes, but I did not perceive that these allusions have been overturned so much in the musical part, leaving it a little lame.
“Améthyste” and ‘L’Envol’ may be the most interesting tracks on the album, which maintain those nods to black metal that were so present in the first releases of their discography, perfectly fused with shoegaze, in what has been called by some the origin of ‘blackgaze’. Regardless of labels, ALCEST has managed that by listening to a few minutes of their albums, you can identify that it is them, something within the reach of very few.
Although it is not ALCEST’s best album, anything they have released has been worthy of being listened to with delight, and “Les chants de l’Aurore” is no less so.
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